"El Perla" Falcon 73 de Walter
Criado en una familia cuya religión era leal al ovalo, no se podía esperar otra cosa. Empujado por dicho deseo, una emoción que nos lleva a efectuar actos irracionales, (¡¿Qué sabe la Razón de vivir?!) el muchacho empezó a colocar en sus actos diarios las fichas invisibles de un domino que le permitiera alcanzar su meta. Fue así que sus padres le ayudan con la compra de un Fiat 125, convirtiéndose en la primera ficha. Luego autos fueron y vinieron hasta aquel día que el sol brilló más fuerte que nunca y la ultima ficha se colocó, un Fiat 147 el ocasional compañero del muchacho, al cual puso en venta. Quizás fue la intervención de los dioses fierreros, o el travieso Cupido tironeando de los destinos, la verdad fuera quien fuera el que intervino, el llamado que recibió Walter cambió su vida. Alguien proponía cambiar un viejo Falcon todo desarmado por el 147. Ojos enormes, ganas de gritar de alegría y reprimiendo toda emoción, acepto. La ultima ficha del domino caía empujando su sueño hacia sus manos.

Conseguir el auto era solo una parte del sueño, ahora debía transformarlo en algo único, que con solo verlo se supiera de quien se tratara. Por tal motivo plasmo sobre su coche el estilo Japonés de la nueva escuela, convirtiéndolo en una poesía sobre ruedas. Después de mucho trabajo, esfuerzo, litros de cerveza y dedos magullados, “El Perla” como se lo apodó, salió a las calles renacido.
Walter recuerda un viaje que se grabó en su corazón. En Rancho, a 3 horas de donde vive, se realizaba una exposición donde los más notables monstruos del asfalto iban a acudir y por supuesto “El Perla” debía estar allí. Salieron un día antes, ya que el auto esta planchado lo que le iba a dificultar el viaje y de paso deseaban visitar unos amigos, y en la primera loma “CRACK” pierde el escape. Lo guardan en el baúl y continúan viaje, sin sospechar lo que les esperaba. Al parar en cada semáforo las personas se agolpaban sobre el auto para capturar fotos, lo felicitaban, le deban aliento, les hablaban como que fueran amigos de toda la vida, los alentaban a seguir; la verdad los hacían sentir como dos estrellas (que lo son) El Perla sonreía agradeciendo al destino esta segunda oportunidad, Walter sonreía, su sueño se había hecho realidad.
Siguen viaje y se detienen en una estación de servicio para llenar la barriga de su Monstruo con delicioso jugo de dinosaurio. Pero cuando quiere despertarlo para seguir, el viejo Falcon no abandonaba su sueño. Mano va, mano viene tratando que despierte cuando un Peugeot moderno comienza a acelerar y pechar desafiando a quien no reaccionaba. Esto seguro enfureció a algún dios fierrero que tras un chasquido de dedos despertó al Falcon, quien rugió como si todos los truenos del mundo se hubieran concentrado en un único lugar, y tras ello, comenzó a quemar caucho elevando una señal de humo a los dioses diciéndole que estaba vivo. Al ver esto el Peugeot apago su voz y su conductor hizo reverencia al gran Falcon. El respeto se gana, no se regala. El viaje de 3 horas se convirtió en 5. Llegaron de un amigo soldaron el escape y asistieron al evento donde los ojos de todos se estrellaron en la piel de “El Perla” mientras las mandíbulas caían contra el suelo. Todos aplaudían y felicitaban al joven de veinte años por su coche. Recompensa que solo obtienen quienes se atreven a perseguir sus sueños, dejándolo todo de lado, a veces hasta la vida misma.
Hoy Walter y El Perla recorren las calles de la zona sur de Buenos Aires, LongChamps, fabricando momentos únicos e imborrables, disfrutando cada minuto juntos, mientras teléfonos celulares lo buscan para robarle algunas imágenes, llenando de asombro y sonrisa a aquellos que lo ven, ganándose el respeto en cada esquina. Quizás logres verlo en los eventos donde se reúnen los monstruos del asfalto, cosechando nuevas amistades. Allí estará El Perla inspirando a las nuevas generaciones mientras Walter filma para su canal de Youtube, Los Gomes WL.
Pensar que todo empezó con una pequeña idea que se convirtió en un sueño, y mucho valor y coraje para hacerlo realidad, con alguna pequeña ayuda de los dioses fierreros del Valhala. Gracias a ello un viejo Falcon fue rescatado de sombras devoraban su existir y hoy brilla como un faro buscando inspirar a otros para que salgan a recuperar a otros monstruos moribundos.
Por Rafa Theller
una negrada jajajaja
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