Chevrolet 1946 de Lucho

Bendito sea el reino de aquellos que se atreven a soñar y enfrentar al destino para arrebatarle sus sueños, porque de ellos será la tierra.

El niño juega con sus pequeños autos, él ve más allá que los ojos mortales, el ve lo inalcanzable y sabe lo que nosotros olvidamos, que absolutamente todo se puede y que los límites solo están en nuestras mentes.


Como nos dice el dicho popular, la principal diferencia entre los niños y los hombres, es el valor de sus juguetes. Así le sucedió a Luchito. Día y noche jugaba con sus autitos de colección, pero tenía un predilecto, ese que le gana a todos (aunque pierda) ese que siempre se escabulle en algún bolsillo, a veces viajando ilegalmente a donde no se le permite ir, ese que de grande vence las barredas del olvido y regresa en forma de recuerdo… en este caso una Chevrolet 46.
  


Los almanaques cayeron víctimas del tiempo y el pequeño Luchito se convirtió en Lucho, un miembro del clan del Chevrolet. En su mente seguía rodando aquella chevrolet 46, ahora el cuerpo del juguete había mutado a un sueño, a una idea despiadada que no se apartaba de su cabeza. Cerraba los ojos y veía esa trompa agresiva, esas curvas alucinantes, muy americana. La deseaba como se la desea a Sol Pérez, o un poquito más, hasta ese día hace unos 10 años en que el sueño descendió del limbo donde radican y se convirtió en realidad. (Búscate una cerveza y sécate las lagrimas así sigo, tontito sentimental)
  


Como te decía, hace unos 10 años el cuerpo de una chevrolet 46, de piel verde y azul, se atravesó en su vida y la hizo suya. Luego por otro lado consiguió el motor y por otro la caja, como si su grasiento hado madrino se los hubiera dispersado a propósito, como migajas de pan, con una amarillenta sonrisa lleno de orgullo al verlo unir las piezas. Por supuesto los papeles fue lo primero que aseguro, por lo cual cualquier gasto estaba asegurado. 

Fue en ese 2009 cuando comienza a dar forma a este sueño, comienza a armarla volcándole todo su amor. Se le hizo chasis, coloco araña de chevrolet, cortó puente y achicó la distancia entre ejes, para que las ruedas queden dentro del guardabarros. Tiene suspensión neumática, un motor v8 283 llevado a 307 con leva. La piel se pintó en tricapa y se gastó para dar la sensación de antigua. Se ensancharon los guardabarros de atrás y se le colocaron unas alucinantes sumitomo 295. Freno a disco en las 4 ruedas, bomba de embrague de Doppler hidráulica, pedalera flotante, caja de cambio Saginaw americana de cuarta. Apertura de capot lateral, el vano motor quedo vacio y se escondieron las instalaciones eléctricas, de combustible y freno. Todo se hizo a conciencia, con mucho trabajo y sacrificio.

Este monstruo del asfalto nació para usarse continuamente, para disfrutarse para robar corazones. ES un sueño que vino a la tierra de los hombres para gritarle al resto que de una puta vez dejen de soñar, y se pongan a pensar en ellos. Que empiecen a dar forma a esos sueños por que la vida es una, y si no le arrancas lo que queras, ella si te va a arrancar lo que quiere. ¿ENTENDISTE?

AHORA SI QUERES LLORAR, LLORA.

Por Rafael Theller

GRACIAS LUCHO POR TRAER A LA VIDA ESTE HERMOSO MONSTRUO DEL ASFALTO






Comentarios

  1. Espectacular ese 46 rejuvenecido y fortalecido se debe robar todas las miradas...

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