La Dodge GTX numero 22

Todo se resume a números, dirá un matemático, un numerologo o un enamorado de la ruleta, si hasta el universo mismo se rige por ellos. Los hay favoritos y no, de la suerte, mágicos, satánicos; pero si hay entre ellos uno famoso es el 22. Ese fue el numero que se estampo en el cuerpo de una de las primeras GTX en nacer por allá en 1970.
¡Sí! Una de las primeras en rodar sobre el mundo, cuando la leyenda de este colosal monstruo apenas se preparaba para escribir la primer pagina de existir y el 6 cilindro era quien empujaba su cuerpo.

Nacida como el deseo de muchos y el premio de pocos, usurpadora de miradas y halagos, una diosa de metal entre mundanas criaturas bebedoras de cerveza. Recorrió los caminos de la vida imponiendo presencia, pero fue pasando la vida, los caminos se volvieron viejos y manos indignas cayeron sobre ella. Manos que en vez de dar caricias obsequiaron golpes y desprecios, que exigieron lo impensado, que la humillaron hasta que solo clamaba por alguien que la libere de tal cruel condena, incluso si la muerte era la única solución para escapar. 

Así la GTX número 22 en existir, paso sus últimos días en las tierras de San Miguel, hasta que su voz calló, y fue arrojada a un profundo zanjón. Hundida en el fango, hogar de ranas y sapos, ahogada en agua podrida, el final llegaba a ella. Malvados duendes aceitosos correteaban ratas sobre su metal, con sonrisa de gozo y éxtasis. La diosa ha caído, la diosa ha de morir. Ya nadie espera por ella, o suelta un suspiro, ahora solo da asco o lastima, dependiendo los ojos que la ven. La maleza crece, y entre ella cada día vez una fuerte luz emerger, sueña que el Valhala de los Monstruos del Asfalto llega a ella, pero es otro amanecer. Todo se resume a números, y en su caso, las probabilidades están en su contra un millón a uno. 

Por ese entonces un joven de nombre Adrian recorría la tierra en dirección de todos los puntos cardinales en cacería de una Monstruo legendario y difícil de atrapar, una Dodge GTX V8, criatura llena de furia, gustosa de beber grandes cantidades de jugo de dinosaurio. Los años se seguían y el no obtenía a aquella que buscaba hasta que al pasar junto a un viejo camino vio allí el Zanjón, muriendo en el agua a esta hermana mayor. La pena inundo su corazón mientras comenzó a acariciar aquella opaca y áspera piel de la caída. ¡¿Por qué tanta crueldad?! Pensó, y sin dudarlo la hizo suya a cambio de 9 billetes de cien pesos argentinos. De inmediato busco la camioneta de su padre y la llevó a la rastra a su galpón, pero la vieja GTX dormía un sueño peligroso, ajena de lo que sucedía a su entorno. 

Así comenzó un trabajo de terapia intensiva que jamás sospecho le llevaría 1400 horas de trabajo, 400 solo de soldaduras, y 14 años humanos. Esfuerzo, sacrificio, golpes, aprendizaje, empezar y rehacer, las arenas del tiempo corrían hasta aquel día tan ansiado. Las arenas del tiempo dejaron de correr, el silencio opacó todo sonido y la diosa de metal volvió a rugir. Los números se habían equivocado, ella había triunfado sobre el fatal destino, la hora del Valhala estaba lejana. Ya no había fango, ni sapos, ni duendes malvados, ahora había una familia cariñosa que le brindaría su amor. De inmediato se lanzó hacia su amado camino, mientras que en aquellos caminos su salvador guiaba sus pasos, llorando como un niño. La había salvado, la había rescatado. Tanto amor había tenido su premio. Como dice él “Todo se puede, todo llega, aun lo imposible” y si no crees acá esta “Black” Dodge GTX 1970 que escapó a la muerte. 

Por Rafael Theller 

Gracias Adrian Greco de Patagonia Garage. 














Comentarios

  1. Uf Dios mío..... Con mis ojos llenos de lágrimas agradezco mucho, de todo corazón tan precioso relato!!! Gracias Rafael, muchísimas gracias!!!

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    1. Gracias a vos por permitirnos conocer la historia de esta leyenda entre las suyas.

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