Chevrolet 1965 de Martín

Que es un sueño más que aquella meta mística que le da sentido a la vida, una razón de ser, una estrella que nos traza un camino hacia la felicidad, la más pura y absoluta de todas. El soñador corre tras el, sacrificando mil cosas de la vida, lo atrapa y comienza a darle forma sosteniéndolo fuerte en su mano, pero… 

¿Qué pasa cuando la vida del soñador se esfuma? ¿Qué ha de ser de aquel que guió sus pasos por tanto tiempo? ¿Se esfuma con el soñador? La triste realidad es que en la mayoría de las veces sigue el mismo camino de quien ya no está. Triste pero real. Aunque en algunos casos aparecen ellos, los ángeles que tanta veces te he hablado y toman la posta abandonada. No solo rescatan un sueño, también rescatan la memoria del que ya no está, y un trozo de su alma y vida. 

Así sucedió con esta Chevrolet 1965 que se convirtió en un sueño trunco. El soñador le dedicó tiempo, amor, pasión y dinero. Poco a poco fue dándole la forma que deseaba hasta que su tiempo lamentablemente terminó, y el monstruo del asfalto quedo olvidado en un rincón, lamentando la perdida. De repente ella se animó a soñar y soñó con alguien que acudiera a su mudo llamado. 

Sol y luna se perseguían en su eterno juego cósmico, los meses aparecían y partían, y ella seguía en la quietud misma de la nada temiendo que este sea su eterno destino cuando su sueño se hizo realidad y Martín, amigo del hijo de su antiguo dueño, fue por ella. Palabra va, palabra viene, se hizo de esta Monstruo del Asfalto. Y una vez mas el sueño comenzó a hacerse realidad en un mundo gris que la necesitaba. Por supuesto que hubo cambios de estilos, pero la esencia estaba allí. 

Fueron siete los años que nacieron y murieron hasta llegar al día que el mundo se detuvo en un minuto infinito. La llave giro y el Chevrolet 250 dejó oír su voz convirtiéndose en la mejor música, opacando todo sonido existente. Una vez más rodó hacia su amado asfalto, degustando el frío jugo de dinosaurio que tanto extrañaba. Claro que este tiempo se utilizó para agregarle unas cuantas mejoras como la caja de 5ta, aire acondicionado, levanta cristales, butaca sprinter, leva con cruce, tapa de cilindro mejorada, múltiples especiales, carburador de Ford V8, entre otros. Todo lo que un Monstruo necesita. Eso sí, esto la convirtió en algo sedienta por lo cual un equipo de GNC llegó al auxilio. 

Actualmente disfruta a diario de recorrer las calles de Santa Fe capital, atrayendo las miradas de aquellos no ciegos, que tiene el don de percibir a los Monstruos del Asfalto. Marcha cosechando amigos, experiencias, fabricando recuerdos imborrables, siendo la atracción donde se detiene. Decenas de teléfonos móviles van tras ellas, cazando sus imágenes, convirtiéndola en fotos que inspiran a muchos o regocijan a otros. Para Martín no hay como ella, disfruta mucho de su andar y de su estética, según él, la camioneta más linda de las viejas. 

Recuerda si visitas la histórica capital de Santa Fe, abre bien los ojos y afina el oído, por que en alguna esquina, en alguna calle adoquinada o no, este sueño sobre rueda puede emerger para sin duda robarte el corazón, honrando la memoria de un valiente soñador. Gracias Martín por preservarla y convertirte en la estrella que guía su destino. 

“Los hombres pasan, los Monstruos del Asfalto quedan”