TORINO SEDAN, QUE NADA ENVIDIA A LAS COUPÉS...

Silencio y paz reinan en el soleado día, ajeno a los problemas de los hombres. Apenas se escucha el susurro del viento y el canto de gorriones, cuando el rugir de la criatura emerge de la nada. Quien la escucha pierde su voluntad víctima de un extraño hechizo,
que lo obliga a estrellar la mirada contra la figura metálica y el corazón se acelera extrañamente, empujado por el mas puro deseo. Así le sucedió a Martín Ayrala, habitante de San Martín de las Escobas, en el interior de Santa Fe, un fiel creyente de la religión cuya divinidad es el “CHIVO”.
que lo obliga a estrellar la mirada contra la figura metálica y el corazón se acelera extrañamente, empujado por el mas puro deseo. Así le sucedió a Martín Ayrala, habitante de San Martín de las Escobas, en el interior de Santa Fe, un fiel creyente de la religión cuya divinidad es el “CHIVO”.
Un día su teléfono móvil indico que tenía un mensaje y al ver de que se trataba, sus ojos reflejaron la imagen de la pantalla luminosa, UN MONSTRUO DEL ASFALTO, un Torino sedan 4 puertas nacido en 1980. Un amigo lo había visto en venta en San Francisco, Córdoba, en una de esas páginas de compra/venta, y sabiendo que él es un apasionado por los clásicos, no dudo en notificarlo. Al verlo la voluntad de Martín ya no era suya, el Torino como un sofisticado virus digital había entrado en su mente y adueñado de él. Su antiguo dueño ya no era digno y se encontraba buscando otro humano quien guiara sus pasos (¿O vos crees que los hombres eligen a su fierros?) A la mañana siguiente Martín llamó para quedar en ir a verlo, cosa que hizo de inmediato. Al encontrarse sabían que eran uno para el otro. Tras una seña, a la semana regresó y unieron sus destinos.
Al conducirlo hacia el nuevo hogar, el Toro demostró estabilidad y seguridad de inmediato. Por la mala maniobra de un camión, tuvo que cruzar una vía descalzada en la ruta a alta velocidad, y lo hizo como si fuera sobre una mesa de billar. La sonrisa de su conductor llegaba de oreja a oreja lleno de fascinación.
Pero no fue todo felicidad. El caprichoso destino, lleno de envidia, un día hizo que la planta motriz del toro se dañara gravemente. Todo sabemos que mas de la mitad de los monstruos que pasan por esto, encuentra la fría sonrisa de la muerte. Algunos se despedazan, otros son carcomidos por el oxido, pero en este caso su propietario no cayó en la trampa. Le llevó dos años de terapia intensiva recuperar el motor, lo que se hizo con mucho esfuerzo y como dice el dicho si se quiere se puede, un ejemplo es que Martin vendía numeritos y llegó a rifar hasta un lechón, para recaudar fondos para esta empresa. El tiempo que llevó la recuperación iba a mimarlo para que no se sintiera en soledad, tiempo que aprovecho para mandar a pulir todo lo que se podía pulir: tapa de válvula, tapa de distribución, admisión, alternador, burro de arranque, radiador y llantas. El motor se armo original, solo se cambio el filtro de aire por uno de Collino y se colocó un recuperador de aceite de igual marca.

Hoy en día este Monstruo del asfalto una vez más devora sin piedad kilómetros, trasportando a Martín y su familia, fabricando momentos inolvidables, mientras desafía al tiempo y al destino, adueñándose de corazones y deseos. Allá en el interior de la provincia de Santa Fe, un Monstruo grita que hay TORINO PARA RATO.
por Rafa Theller
FOTOS: Martín Ayrala
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