El Dodge de JCB RAT GARAGE


En los dominios de Tortuguita, Buenos Aires, existe un galpón de apariencia normal en cuyo interior la magia fluye haciendo cosas extrañas. Los cuerpos de viejas criaturas de metal caen en manos de hechiceros, que atrapan almas en penas que deambulan llorando su gloria perdida, y luego las regresan a sus cuerpos. Tal una extraña raza de alquimista, toman la chatarra y la convierten en MONSTRUOS DEL ASFALTO. El nombre de este templo… JCB RAT GARAGE 

Dicen los que saben que cuando las puertas se abren emerge del interior un Rat Rod que anuncia que todo, menos el aburrimiento y la mala onda, es posible. Un viejo Dodge 34 cuya historia estas desordenadas letras trataran de relatar 


Se olvido en la mente de los hombres el día que un muchacho arrastró desde otras tierras a la localidad de Manuel Alberti, los restos férreos sin vida de un viejo coche para dejarlos a un lado de un galpón, con la promesa de devolverle la vida. Pero los días pasaron y el hombre jamás regresó a cumplir con su promesa. 

Restos de metal inerte arrojados a la intemperie, chatarra para muchos, un tesoro para pocos. En alguna época aquella osamenta había sido un avanzado Dodge 34 llegado de otras tierras. Un coche imponente que la mayoría de los ojos solo lo verían pasar para desaparecer tras una nube de polvo. Pero la vida había sido cruel con este amigo, y vaya a saber de que forma su alma había abandonado al viejo cuerpo. Ahora penaba su dolor entre las farolas de la noche, recordando los tiempos que el olvido devoró despreciablemente. 

Un día el hombre de Manuel Alberti observó con pena los restos del Dodge entre la maleza. Se dio cuenta que por más que lo deseada no se hacía del tiempo para salir en busca de esta alma escurridiza y arrancársela a la parca, por lo cual llamó a un amigo suyo por si lo quería comprar y tomar el asunto entre sus sagradas manos. Pero no era un hombre cualquiera, era el sumo sacerdote, el alquimista máximo del JCB RAT GARAGE, al que los hombres llaman Carlos. 

Carlos se llegó al lugar y entre un apretón de manos y charla con su amigo, se dirigieron a lo que quedaba del Dodge. Y como te dije antes, lo que para cualquiera era una pila de chatarra, para Carlos era la materia prima con la que se dan forma a los sueños. No se discutió mucho el tema, apretón de mano y el cuerpo sin vida de aquella criatura metálica se llevó al templo de Tortuguita. El sagrado portón se abrió, el cuerpo se introdujo y al cerrarse la entrada la magia comenzó. 

La música de las herramientas trabajando flotaba en el aire mientras el metal oxidado comenzó a mutar. La carrocería maltratada comenzó a alinearse mientras que el chasis destruido tuvo que reemplazarse por otro. Y golpe va, tuerca se afloja, tornillo se ajusta, poco a poco el sueño comenzó a materializarse, pero aún no había una planta motriz impulsora, hasta que Carlos consiguió un Ford V8 fase 1 desperezado en mil partes. Se reparó, volvió a armar, y se lo colocó en su lugar de honor. También se le añadieron algunas mejoras dignas del monstruo que se estaba gestando, como una caja de cambio sashinaw de cuarta, diferencial autoblocante, carburador holley 4 bocas, bobina de competición ferrazi, encendido multichispa con control de largada y bomba de nafta eléctrica. 

Así fue que una noche como cualquier otra, mientras el alma del 34 deambulaba entre las farolas llorando su penar, algo la atrapó y arrastró hacia su cuerpo, y de repente una vez más el 34 estaba vivo. Rugía lleno de furia y energía saboreando grandes cantidades de delicioso jugo de dinosaurio, mas vital que el mismo día en que había nacido. Y cuando el portón del templo se abrió, el caucho del Dodge se quemó elevando una señal de humo a los otros como él, indicándoles que el renacer es posible. 

Desde ese día Carlos y el Dodge 34 Rat Rod de JCB RAT GARAGE, recorren los caminos juntos recolectando amistades, conociendo pueblos, disfrutando de asados, eventos e interminables charlas. Ambos están más vivo que nunca disfrutando de los pequeños grandes placeres de la vida. 

Así que la próxima vez que veas un viejo oxidado entre la maleza préstale atención, quizás el destino lo arroje a la mano de algún alquimista que lo convierta en un MONSTRUO DEL ASFALTO. 

por Rafa Theller





Comentarios

  1. Hermoso,parecido a mi hot road Olsmovile 1931,que solo me da placerres desde 1965,año que tenia un FORD 272 fase 1,al romperce en los 70,le coloque motor 221 sp,caja saginow de 4ta,diferencial DANA 44,y tren delantero de chevy,es lafoto de mi portal,un caño. Te felicito,y espero que lo disfrutes tanto como yo ,un abrazo amigo que tambien amo los fierros viejos,que son autos con alma.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares