Cafe Racer Honda CB900cc by Thyncho 71
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LOOCK ACTUAL |
Si existe un monstruo del asfalto de las dos ruedas que roba suspiros y se apodera del sueño de más de un motociclista es la CB 900 del ´79. ¿Quién no quisiera tener una de ellas?
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Nació de la casa del ala, allá por finales de la década del ´70. Una japonesa de alma feroz, con un potente motor que supera los 200km por hora, pero su cuerpo (chasis, suspensión, frenos) no lograban, originalmente, contener tanta furia. Una verdadera bestia indomable deseada por multitudes, pero apta para muy pocos. Una bestia de metal de ADN salvaje y exquisito diseño. Justamente una de ellas disfrutaba de recorrer las calles de la histórica capital de la provincia de Santa Fe, pero el pasar del tiempo fue haciendo de lo suyo, hasta aquel día que su dueño decidió llevarla de un mecánico para recuperar aquello que los años habían hecho a su cuerpo y alma. La japonesa no sintió temor cuando lo vio partir, ella no conocía tal emoción ya que el coraje es su religión.

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PRIMER VERSIÓN |
Por las noche veía a los duendes grasientos hacer de las suyas, escondiendo herramientas, tornillos y tuercas, o penado cables, criaturas dañinas que gozan de sembrar dificultades. Por su parte las hadas iban y venían alimentando al hambriento oxido. La Honda, aunque no suplicaba, esperaba que los dioses fierreros del Valhala manipulen las voluntades a su favor, pero estos se habían olvidado de ella. Ella esperó y esperó hasta que un día se durmió para ya no despertar.
Más de ocho inviernos pasaron desde aquel momento que había ingresado al taller, cuando la puerta se abrió con un chillido y desde el exterior entro aquel que se hacía llamar Thyncho. Había llegado enviado por un amigo en busca de una honda 1046 que habitaba en el lugar. Siempre había soñado con montar un 6 cilindro propio y en sus ojos se veía brillar la esperanza de que tal sueño se haga realidad. Pero el regente del lugar se negó a vendérsela. Cupido que deambulaba por ahí empezó a hacer de las suyas. Sacudió la lona y al ver el movimiento el mecánico recordó la 900. Le relató la historia de la bella durmiente y permitió que la conozca. Al otro día Thyncho partía del lugar llevándola en su tráiler.
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LOOCK ACTUAL |
Si bien la CB 900 se encontraba en buen estado y muy original, el oxido había comenzado a hacer de las suyas, el motor no giraba, en fin los años de paz habían dejado su marca. Antes de empezar a despertarla Martin debía decidir que hacer con el cuerpo de la vieja máquina. El había salido en búsqueda de algo grande para hacer un Café Racer, ya que en la ciudad la mayoría que existían no eran de grandes cilindrada, y ahora tenía una moto muy original, que quizás lo mejor sería restaurar. Idea viene, idea va, el sobre análisis trae parálisis y de tantas vuelta darle al asunto, decidió escuchar su corazón el que le gritaba, “arrímale moladora”.
Se cerró el tema y las manos de Thyncho, moladora y llaves en mano, comenzaron a darle forma al nuevo cuerpo, espantando la pila de años que descansaban sobre el motor, devolviéndole el poder de su juventud. La CB 900 resurgió de su mundo de ensueño como una feroz Café Racer, que no pasaba, ni pasa, desapercibida para nadie, y que con el pasar del tiempo a cambiado de loock un par de veces.
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PRIMER VERSIÓN |
Fue tal la cantidad de miradas de las que se adueñó, los suspiro que dejó a su pasar, que aquellos que la veían se acercaban a Thyncho para que personalice sus motos, las restaure y demás artificios mágicos que sabía realizar, después de 30 años de trabajar con las criaturas de dos ruedas. Llámalo factor suerte, designios del destino, buen talento, no lo sé… lo que te aseguró es que aquello que empezó como un hobby se convirtió en la fuente de ingreso de este artista moderno de la mecánica y el metal, hasta tal punto que By Thyncho 71, fue invitado a participar del AFF 2017, 2018, donde se reúnen las mejores motocicletas armadas fuera de fabrica.
Nuevas viejas motos cayeron en sus manos, resurgiendo como verdaderas obras de artes. A otras moribundas o cuyas historia estaban escribiendo sus últimas páginas, Thyncho las encontró y las trajo de regresó. Un ángel fierrero disfrazado de humano.
Así que ya sabes, si andas por la ciudad de Santa Fe no solo vas a encontrar la mejor cumbia, la mejor cerveza y las más lindas mujeres… quizás en una esquina esta cuarentona CB 900 este disfrutando de su nueva vida, del sol y la briza que tanto tiempo se le negó, dejando escuchar su feliz ronronear. Y aparte del túnel y el puente colgante, Santa Fe se enorgullece de poseer al taller de Thyncho, un santuario para los MONSTRUOS DEL ASFALTO de dos ruedas.
LOS HOMBRES PASAN, LOS MONSTRUOS DEL ASFALTO QUEDAN.
por Rafa Theller
Felicitaciones!
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