Valiant III 1964 de Pablo
Era el año 64, cuando el Valiant III se lucía detrás de la vidriera cuando el joven pasó y se detuvo. Sintió como un guiño que lo obligaba a mirar mejor. La luz jugaba con el color verde agua de la piel y amplia cantidad de cromados de este joven Monstruo del Asfalto. Por ahí habrá de haber andado Cupido por que el joven no lo pensó más y lo hizo suyo. El Valiant daba sus primeros pasos por las calles hacia su nuevo hogar con una enorme sonrisa, tenía a su primer dueño.
El joven sintió tal pasión por el coche que jamás se separó de él. Los meses se convirtieron en año, los años en décadas y ambos continuaban surfeando sobre el asfalto, juntos. Si hablada de esas vidas el Valiente, tantos recuerdos juntos que solo el guarda, que todos ignoran incluyendo a la vida misma. Así entre viaje y viaje la vejez se trepo sobre su amigo, su cuerpo y mente no eran lo mismo a tal punto que un día porque si, decidió arenar al coche y pintar lo con azul sintético, retocándolo a pincel. Pero el Valiente siguió con la frente en alto, el era su amo, su amigo.
Era el 2015 cuando aquel joven que lo guio por primera vez entre las calles, al mismo que vio envejecer, jamás regresó a su lado. La vida había escapado de él. Dice un duende que andaba por ahí, que una lágrima corrió por el faro, aunque otro dice que fue solo la humedad ambiente. Lo real que había quedado huérfano, envuelto en la nada misma. Su amigo se había ido y nunca más iba a volver.

Pablo, el nuevo ángel que se iba a encargar de él, comenzó de inmediato con los trabajos para devolverle la gloria perdida. Reemplazo el sintético por pintura bicapa, interior nuevo, motor hecho a 0km, escape deportivo, nuevas llantas y demás. La mayoría lo hizo él, o sus amigos que llegaron de inmediato al rescate del Valiente y muy poco se hizo hacer. Hoy el Valiant espejo que nos refleja el amor y cariño Pablo le dedica. Amor que borró la vejez que había atrapado al coche. Ahora es una criatura enérgica con hambre de ruta, de viajes y aventura. Y se entrega a esta nueva vida, pero jamás se olvidada de su viejo amigo, que en su vida jamás se separó de él.
Los hombres pasan… Los Monstruos del Asfalto quedan
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